lunes, 7 de agosto de 2017

Discurso presentación candidaturas del Movimiento Autonomista


El sábado 5 de Agosto como Movimiento Autonomista presentamos nuestras candidaturas al Parlamento y a los Consejo Regionales en un acto que contó además con la participación de nuestra candidata presidencial del Frente Amplio Beatriz Sánchez. En el hablaron además de Beatriz, nuestra Secretaria General Constanza Schnönhaut, el alcalde de Valparaíso Jorge Sharp, y yo. Les comparto las palabras que tuve la oportunidad de expresar en esta instancia.

Un abrazo!


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Compañeras y compañeros:



Ayer fue 4 de Agosto. Ayer, hace 6 años, la gran mayoría de los aquí presentes estuvimos en barricadas, marchas, o golpeando cacerolas. Ayer, cuando lo recordaba, tuve la sensación que alrededor de todo Chile, muchos y muchas sin conocernos éramos parte de una misma historia, que además (algo que no es obvio), estábamos construyendo en conjunto.



Somos una generación política, y digo política a propósito para descartar desde ya las ínfulas etáreas, a la que sin duda le han tocado tiempos interesantes. Después de largo tiempo dormitando o más bien sobreviviendo, reinventándose, el pueblo chileno copó las calles de sus ciudades para exigir transformaciones ante un presente que se burlaba de él. Las deudas producto de la mercantilización de la salud y la educación, el derecho a la vivienda digna, la miseria de las pensiones, la destrucción de nuestro medio ambiente y el sacrificio de comunidades enteras por el desarrollo de unos pocos, las autonomías regionales y la violencia en todas sus dimensiones contra las mujeres han sido algunas de las causas que han impulsado la organización y movilización de amplios sectores de la sociedad. Esta sociedad exige respuestas y transformaciones, pero en esta exigencia también se encuentran los límites de su poder. ¿A quien exigimos cuando exigimos un cambio?

El período de movilizaciones sociales que ha abarcado desde los pingüinos del 2006 hasta Ni Una Menos y No+AFP el 2016, pareciera estar tocando un techo producto del desgaste de las formas de movilización y la muralla intrínseca que acompaña el carácter peticionista de la mayoría de las demandas. Como anécdota que retrata bien este punto, siempre recuerdo cuando el 2012 como vocero CONFECh me tocó asistir con otros compañeros a la comisión de educación del Senado para presentar nuestra alternativa como movimiento estudiantil al CAE, allí, luego de exponer, los senadores Ignacio Walker y Ena Von Baer nos dijeron casi al unísono: “Muchas gracias chiquillos por su exposición y de verdad les agradecemos haber puesto este tema sobre la mesa. Ahora déjennos a nosotros solucionarlo que somos los que podemos y sabemos como hacerlo”. Más allá del desprecio y arrogancia que escondía esa frase, lo cierto es que en ese 2012 tenían algo de razón. Desde los movimientos sociales les estábamos exigiendo, a los mismos que habían creado y profundizado el modelo mercantil de educación, que lo transformaran estructuralmente, hacia un sistema que consagre derechos por fuera de las lógicas de mercado. Lo mismo se aplica en la discusión sobre descentralización, aborto, pensiones, reforma laboral y tantos otros temas. 


Pero ya no estamos en 2012 y ya no tenemos que delegar nuestras ganas de cambiar esta sociedad en justamente quienes crearon este modelo y se acomodaron a él. Este acto de hecho, es la prueba palmaria de ello. Hoy, presentamos las candidaturas de nuestro Movimiento Autonomista al parlamento y con ello declaramos que en conjunto con las demás fuerzas que componen el Frente Amplio estamos por la construcción de una nueva fuerza política, que se enfrentará en todos y cada uno de los lugares de Chile a la Derecha y a la Nueva Mayoría, y que lo haremos al calor de las disputas sociales de las cuales en todos estos años hemos sido parte. 

Pero también, al calor de este año electoral declaramos firme y claro que no nos perdemos. Lo electoral es un medio y jamás un fin, y por lo mismo todas nuestras candidaturas se sustentan en la vinculación con las luchas que surgen de las contradicciones que genera el modelo neoliberal en nuestros territorios, y se presentan como una alternativa que aprende en conjunto con nuestro pueblo. Sin soluciones mágicas y sin pretensiones de vanguardia, sin conformismo ni resignación. 

Es por ello que el como autonomistas nuestra reflexión y trabajo tiene el deber de ir más allá de la coyuntura, y comenzar a plantearnos preguntas estratégicas para el período que viene. Y es que estamos en tiempos de cambio donde ya nos sirven las viejas respuestas que la izquierda elaboró en siglo XX. Aprendemos de ellas sin duda, de sus virtudes y fracasos, pero hoy es necesario pensar fuera de la caja de la vieja izquierda.





Quiero aprovechar este espacio para plantear 4 ejes que me parecen importantes en el debate actual:

1-. Desigualdad: Resulta interesante evaluar el problema de la desigualdad en Chile (que se ha instalado como uno de los temas más importantes del debate público nacional y mundial) a la luz del segundo principio de justicia que planteó el filósofo político John Rawls. Rawls afirma que las desigualdades sociales y económicas se solo justifican cuando están configuradas de tal manera que van en beneficio de los más desfavorecidos de la sociedad. Este principio ha resultado ser un problema relevante para la izquierda puesto que se ha utilizado como justificación moral para el crecimiento económico como prioridad política y la focalización del gasto como respuesta a la pobreza. En estos meses en donde se ha ido consolidado la amenaza de una regresión conservadora, orquestada por los poderes fácticos de nuestro país en particular el gran empresariado y secundada por los medios de comunicación serviles o funcionarios de estas élites, incluso están tratando de convencernos de que la desigualdad se estaría reduciendo en Chile, por lo que no debiera ser un problema central a abordar, sino justamente la prioridad debiera ser el crecimiento. 

¿Qué es lo que dicen los datos?

Según el informe que recientemente realizó el PNUD , es posible que la desigualdad, una medida esencialmente relativa, se reduzca aun aunque las distancias absolutas entre los hogares aumenten. Un ejemplo puede aclarar el punto. Según la encuesta Casen, el año 2000 los hogares ubicados en el primer decil tenían en promedio un ingreso de $20.040 per cápita (en moneda de 2015). El ingreso per cápita en el decil más alto era de $801.000. Entre 2000 y 2015 los ingresos del decil 1 crecieron en un 145% real, mientras que los del decil 10 lo hicieron en 30%, por lo tanto la desigualdad entre ambos grupos disminuyó; sin embargo, en términos absolutos los hogares del decil 1 aumentaron su ingreso real en $29.000, mientras que los de los hogares del décimo decil crecieron en $239.000, casi nueve veces más. 

Este ejemplo nos plantea uno de los problemas que vamos a tener que enfrentar este período. Cómo conversamos, aprendemos y avanzamos con nuestro pueblo que objetivamente ha visto mejoras concretas en su calidad de vida respecto de su pasado inmediato, mientras la derecha por un lado le dice que el status quo es la mejor manera de seguir progresando y la Nueva Mayoría (o en lo que sea que se transforme) le dice que sólo basta con corregir los excesos, sin transformar la esencia (la discusión sobre pensiones es muy ilustrativa en este punto). Nosotros queremos cambiar la esencia, pero como bien decía Pedro Luis Ferrer, “la política no cabe en la azucarera”. Aquí nos falta mucho por elaborar aún.

2-. El problema del Estado: Nos privatizaron la salud, la educación, las pensiones. Pero por sobre todo, nos privatizaron el Estado, que hoy funciona en la práctica como un privado más. En este contexto, ¿Es la conquista del Estado el objetivo que debemos perseguir como autonomistas? La respuesta es si y no, o cómo nos gusta decir a los militantes de cualquier izquierda, es condición necesaria pero no suficiente. El Estado para que sea realmente un lugar desde donde (también) empujar la transformación social, requiere a su vez ser transformado. No se trata solo de cambiar a quienes gobiernan hoy y redistribuir las riquezas que se generan dentro del territorio, sino cambiar el modelo de desarrollo y por cierto trabajar en la correlación internacional de fuerzas para que algo así sea posible (sino preguntémosle a Venezuela o a Syriza). Otro ámbito en que desde Chile aún estamos en pañales.

3-. Feminismo: El feminismo ha venido no solo a reivindicar el espacio que ocupa la mujer en nuestra sociedad, sino la toma de conciencia del modelo patriarcal en el que hemos crecido como comunidad. Deconstruirlo no es fácil y como hombre privilegiado y crecido en una sociedad machista el feminismo ha significado un cuestionamiento a todo. Realmente a todo. Es tarea de organizaciones como la nuestra el hacer del feminismo una forma de ver el mundo que impregne toda nuestra política, y también cuidarlo de no convertirse en trinchera solo de convencidas y convencidos. 

4-. Ética y principios: Hoy, en tiempos en que la opinión pública y parte del periodismo actúa como jauría, saltando de un lado a otro buscando presas mediáticas para después olvidarlas, existe la tentación en la política de seguir sus tiempos y efímeras pasiones, poniendo por encima el ganar un aplauso fácil antes que la defensa de los principios que nos inspiran. Debemos combatir conscientemente esta tendencia tan amplificada de quienes “piden cosas que no quieren y hacen de lo lindo algo imbécil” (en palabras del gran Jorge González).

En estos contextos, también resulta fácil sumarse al coro de descalificaciones de quienes no aceptan opiniones diferentes a las propias y tienen siempre el adjetivo en la punta de la lengua. Creo importante en estos momentos recordar a Camus, quien en tiempos de intolerancia decía: ”No permitir nunca que la crítica se convierta en insulto, admitir que nuestro oponente puede tener razón y que en cualquier caso sus razones, aunque malas, pueden ser desinteresadas”, y también una frase que he marcado como guía: “en política, la duda, debe seguir a la convicción como una sombra”.

En definitiva, reimaginar la izquierda en los tiempos que vivimos requieren de toda nuestra convicción, de todo nuestro trabajo, de toda nuestra imaginación. Como alguna vez me dijo un gran profesor, hacer honor a la tradición no consiste en ponerse en viejo sombrero que alguna vez uso el abuelo, sino en comprar uno nuevo, como alguna vez hizo el abuelo.

Muchas gracias











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